La semana en la que celebramos el Amor y en la que la Santa Madre Iglesia nos recuerda que Polvo somos y en Polvo nos hemos de convertir; ha dejado romances empolvados, masacres y tempestades legales que cuando pasen las tormentas y se levante el polvo dejará más claro el futuro del país.
Por Elizabeth Mora-Mass en Nueva York y Miguel Álvaro Sarmiento en Miami
¡Qué semanita la que tuvieron en la Casa de los Beverly Ricos, digo la Casa Blanca!
Por un lado, mientras que al inicio de semana los encargados de medios en la Casa Blanca trataban de apagar los incendios originados por los casos de violencia intrafamiliar que pesan contra Robert Porter, asistente del jefe de personal y del escritor de discursos David Sorensen; la oficina de prensa tuvo que lidiar con el ataque de un misterioso polvo que dejó a la nuera del presidente y a la suegra de su hijo, en el hospital; a la vez que al día siguiente de la celebración del Día del Amor se confirmaba que el abogado personal de Trump, Michael Dean Cohen, le había pagado $130 mil dólares a la estrella porno, Stormy Daniels, por su silencio sobre un romance con el magnate de los bienes raíces; explotaba otra bomba.
En el rotativo The New Yorker, Ronan Farrow, el mismo periodista de investigación que revelara los enredos de acoso sexual del magnate cineasta Harvey Weinstein, publicaba con lujo de detalle un artículo sobre David Pecker, director de American Media, empresa propietaria del pasquín de súper mercados de mayor venta en los Estados Unidos el National Enquirer, y, amigo íntimo del Don Juan en Jefe Donald J. Trump, en el que se revelaba que la empresa había comprado la historia de la ex conejita Playboy, Karen McDougal, quien también asegura haber tenido un idilio con Trump.
En el artículo se ventilan todas las interacciones que McDougal describe en un documento escrito por ella. En el mismo, se revelan sorprendentes similitudes con las historias de otras mujeres que afirman haber tenido relaciones extramatrimoniales con Trump, o que lo han acusado de propuestas indebidas de sexo o de acoso sexual. McDougal describe su aventura como una totalmente consensual.
Sin embargo, su relato proporciona una visión detallada de cómo Trump y sus aliados en reuniones clandestinas en habitaciones de hoteles, fraguaban pagos y complejos acuerdos legales para mantener los encuentros sexuales secretos, a veces múltiples encuentros que realizó simultáneamente, y fuera de los medios. Dice, The New Yorker.
Entretanto, el investigador especial, Robert Muller anunciaba el encause de 3 empresas y 13 ciudadanos rusos por su intervención en las elecciones presidenciales de los Estados Unidos en el 2016.
Estos hechos hasta el momento se han visto eclipsados por la masacre sucedida en el colegio de secundaria Marjory Stoneman Douglas, localizado en el área metropolitana de Miami, en el estado de la florida.
Polvo eres…
El lunes 12 de febrero hubo un Extra anunciando que Vanessa Trump, la esposa de Donal Jr. y su mamá, fueron trasladadas al hospital debido a que la nuera del presidente había abierto una carta de la que salió un polvo blanco que la causó nauseas. Las dos, junto con otra persona sin identificar, fueron trasladadas al hospital Weill Cornell de Nueva York, en Manhattan. Los costos hospitalarios por este polvo sumaron alrededor de 20 mil dólares, según informan los tabloides de la Ciudad de Nueva York.
Mientras esto pasaba en la Gran Manzana, en Washington D.C. la polvareda de acusaciones debido al silencio presidencial en torno a los ataques de Porter y Sorensen a sus parejas y a las sanciones a Rusia, crecía como presagio de lo que vendría después.
La tormenta de polvo también alcanzó a uno de los abogados del equipo legal de la Casa Blanca, Donald F. McGahn II, por su silencio en torno al caso Porter/Sorensen. Mientras, el general John Kelly, jefe de personal de la Casa Blanca, seguía en el ojo del huracán no sólo por encubrir a Porter y a Sorensen, sino a otros 100 y más funcionarios que laboran en la Casa Blanca sin el debido permiso de seguridad.
Pero el plato fuerte del día del Miércoles de Ceniza no fue que la Santa Madre Iglesia nos recordara que polvo somos y en polvo nos hemos de convertir, sino la tormenta que desató la noticia que Michael D. Cohen, abogado personal de Trump, se vio obligado a aceptar, bajo juramento, que en efecto él había pagado de su bolsillo $130 dólares a la estrella porno Stormy Daniels, para que no divulgara su idilio con Don Juan Trump antes de las elecciones.
El romance del casi que más macho y la cautiva
El presunto primer encuentro romántico entre Stormy y Trump habría tenido lugar en julio del 2006 en un torneo de golf de celebridades en Lago Tahoe, en la Sierra Nevada.
Según los tabloides y los tertulianos en los programas políticos de televisión, la relación tuvo lugar un año después de casados Trump y Melania, quien acababa de dar a luz a su Barron.
Por su parte el diario Wall Street Journal, reportó en enero que Stormy había sido silenciada con dinero, toda vez que había amenazado a la campaña de Trump con contar a todo color y en alta definición, todo lo sucedido con el entonces candidato.
“Ni la organización Trump ni la campaña participaron en la transacción con Clifford (verdadero nombre de Stormy es Stephanie Gregory Clifford) y tampoco le reembolsaron el pago directa o indirectamente. El pago a la señorita Clifford fue legal y no fue una contribución o gasto de campaña para alguien”, aseguró Cohen, quien tuvo que aguantarse a los periodistas que se reían en su propia cara.
Stormy, le dijo a los dos tabloides neoyorquinos que Trump le había dicho que ella, Stormy, era tan hermosa e inteligente como su hija y le gustaba que le diera en el trasero con la revista Forbes donde sale su hija.
Cuando ya la historia con Stormy se convertía más que en noticia en chiste, sobre todo por la generosidad de un abogado como Cohen; Surge la historia de la ex conejita Karen McDougal quien conoció a Trump en una fiesta en la Mansión de Playboy, durante una filmación de ‘El Aprendiz’, el programa de televisión que por entonces presentaba Trump.
Conejita Playboy o Conejilla de Indias
La conejita se sintió ofendida, informan los pasquines, porque Trump le ofreció dinero y ella le dijo que no, que ella no era así que ella lo hacía porque le gustaba. Pero sí aceptó reembolso por los gastos de viaje. Mientras tanto, en un departamento de las Torres Trump en Manhattan, Melania cuidaba a su hijo.
La conejita le concedió una entrevista a la revista New Yorker en la que contó cómo su romance Trump había comenzado en el 2006 y terminado en el 2007. Ella, le había vendido la historia al pasquín National Enquirer cuyo editor, David Pecker, es fiel amigo y compañero de parrandas de Trump.
Polvos de Curso Legal
En los programas de política los tertulianos especulaban que el pasquín National Enquirer podría amenazar con demandarla; sin embargo, de llegar a hacerlo, el editor tendría que declarar frente a Mueller para que explicara por qué su interés en comprar la noticia para taparla y si él, personalmente, no estaría interesado en chantajear al actual inquilino de la Casa Blanca.
Al cauce de la investigación llega otro afluente legal
Por otro lado, Mueller con el único y exclusivo objetivo de sacar de taquito a un presidente que a toda costa busca descartarlo y despedirlo a la mayor brevedad posible, decidió en la tarde del viernes hacer público el encausamiento legal a 13 rusos y 3 de sus empresas.
La noche del viernes diferentes analistas, incluso, abogados de la Casa Blanca de gobiernos de expresidentes, desde Reagan hasta Obama, se pasearon por las cámaras de CNN, Fox, MSNBC y otras estaciones locales y nacionales, opinando sobre el encause oficial de los rusos. La conclusión general es que Trump ya no podrá despedir Mueller del caso, ni perdonar a sus hijos, en caso que sean hallados culpables de haber negociado con los rusos; porque eso equivaldría a Traición a la Patria.
Según estos analistas, hasta el propio presidente podría ser encausado y condenado no sólo por encubrir sino por obstruir la justicia.
Así que el estado del tiempo para las semanas que vienen promete más tormentas y polvaredas, en las que pueden surgir nuevos secretos de alcobas y el polvo de los caminos no ha de ayudar.
Trinos de Exculpa y de Es Culpa
Si bien las 37 páginas del documento de encauce legal se leen como una novela con trama de espionaje internacional, la conclusión de Trump, si es que ha leído el documento, ya que no es nota de tabloide, de pasquín; según él, es toda una cacería de brujas. Él asegura en sus trinos que “no hubo Colusión”. Sin embargo la conclusión de Adam Schiff, líder demócrata en el Comité de Inteligencia, uno de tantos que investiga la intrusión rusa en las elecciones, es bien diferente a la que le da Trump. Schiff, quien como buen abogado seguramente leyó y releyó el documento legal de cabo a rabo, dice que no hubo “Conclusión”.
La diferencia entre estas dos conclusiones es bien grande ya que entre la Colusión y la Conclusión pende el futuro legal de uno de los gobiernos más controversiales que jamás haya tenido este país.
Treinta millones de razones
En cuanto a la masacre de los estudiantes en la Florida, en su discurso a la nación Trump no menciono las armas y ha utilizado la tragedia para promocionarse a sí mismo, seguir atacando a Hillary Clinton y para desviar la atención que recae sobre sus problemas legales.
La respuesta de los estudiantes no se hizo esperar. Los medios en general, entre ellos la publicación Business Insider, le dieron cobertura plena al desasosiego, al dolor y al coraje que despertó en los estudiantes la masacre y la respuesta de ellos a los políticos, a la Asociación Nacional del Rifle y, en particular, a la de Trump.
Emma González, una de las sobrevivientes del tiroteo en la Florida, alumna del colegio Stoneman Douglas, criticó a Trump y la Asociación Nacional del Rifle.
«Si el presidente quiere acercarse a mí y decirme cara a cara que fue una terrible tragedia, que nunca debería haber sucedido, y continúe diciéndonos cómo no se hará nada al respecto», con gusto le pregunto a él, ¿cuánto dinero recibió usted de la Asociación Nacional del Rifle?», aseveró González. «Le diría, escucha, ¿quieres saberlo? ¡No importa porque yo ya lo sé: $ 30 millones!», concluyó airada González.