foto Trump en el teatro

Los Maras MS-13

«Los medios de defensa contra el peligro extranjero han sido siempre los instrumentos de la tiranía en casa”. – James Madison, padre la patria, 1787

Long Island: La isla del terror de las pandillas y las amenazas de Trump

Por Elizabeth Mora-Mass. Editado por Miguel Álvaro Sarmiento

En medio de acaloradas manifestaciones y carteles de protesta fuera del recinto y de orquestados aplausos envueltos en la bandera de las barras y las estrellas, la ley y el orden; adentro, Donald Trump arremetió una vez más contra la comunidad inmigrante.

En su presentación, realizada en el Teatro Van Nostrand del Suffolk County Community College, localizado a apenas unas pocas cuadras del lugar adonde dos jovencitas fueran asesinadas por la pandilla Salvatrucha MS-13; el presidente Trump se dirigió a un auditorio repleto de agentes de la fuerza pública, de invitados de la comunidad y de unas cuántas víctimas de los crímenes del MS-13 en Brentwood. Según el comunicado de la universidad, todos los invitados fueron seleccionados y aprobados por la Casa Blanca.

“Hubo muy pocas invitaciones para miembros de la comunidad del área. Ni siquiera invitaron a las familias de los 17 jovenes asesinados. Sólo invitaron a unas seis familias”, se quejaba Anita Hazbalt, una activista comunitaria.

En un relato incoherente, tras hablar brevemente sobre las grandes multitudes que presuntamente se volcaron sobre las calles de Long Island para recibirlo, el presidente inició su perorata describiendo cómo operan algunos de los miembros de la pandilla.

“Pero el MS-13 es particularmente violento”, dijo el mandatario. “A ellos no les gusta dispararle a la gente porque eso es demasiado rápido, muy expedito. Estaba leyendo – uno de esos animales fue capturado – en su explicación, a ellos les gusta apuñalarlos y cortarlos, y los dejan morir lentamente porque de esa manera es más doloroso, y ellos disfrutan mucho más viendo eso. Son animales”, aseveró Trump.

Si bien las autoridades dicen que, desde el 2016, la violencia generada por las pandillas ha dejado un total de 17 asesinatos, la mayoría de las víctimas han sido jóvenes inmigrantes indocumentados o hijos de familias inmigrantes.  

Así, mientras dentro del recinto el presidente Trump deshumanizaba a los inmigrantes y a los pandilleros y tildaba de animales a los miembros de la pandilla Mara Salvatrucha, mientras anunciaba un combate sin precedente; afuera, las voces de vecinos y activistas aseguraban que ni la construcción del muro ni una encarcelación en masa los va a afectar porque el problema no se arregla ni con deportación ni con balas y, es la comunidad inmigrante la que va sentir las drásticas medidas anunciadas por Trump.

foto Long Island - Job with Justice
La activista Anita Halasz y directora ejecutiva de la organización sin ánimo de lucro Empleos con Justicia en Long Island, es la segunda de derecha a izquierda

Nuestro mensaje es para los departamentos locales de la policía en Long Island, para que no cooperen ni colaboren con ICE (Departamento de Inmigración y Control Aduanero)” subrayó la activista Anita Halasz y directora ejecutiva de la organización sin ánimo de lucro Empleos con Justicia en Long Island. “Califican a todos los inmigrantes como miembros de pandillas, criminales violentos; cosa que no es cierta”, aseveró Halasz.

“Creo que él, el presidente, está usando esta situación para explotar en masa a la comunidad de indocumentados de aquí en Long Island,” le dijo la manifestante Jenny Ahrend a la cadena de televisión CBS local.

“Él apenas es el mal que está infectando al país. Incita al racismo y a la intolerancia”, le señaló a la cadena radial WCBS880, una de las manifestantes que estaba presente en las afueras del recinto.

Foto de Nisa y Kayla
Brentwood-Kidnapping – Foto de Nisa y Kayla

El dolor no tiene estatus migratorio pero sí tiene familia

Entre los invitados para estar dentro del recinto y saludar a Trump, estaba la familia de la menor Kayla Cuevas, asesinada por las Maras Salvatruchas MS-13 en Brentwood. Sin embargo; la de su amiga Nisa Mickens, quien murió mientras trataba de salvarle la vida a su amiga Kayla para que no la secuestraran, no fue invitada para que saludaran al presidente.

Evelyn Rodriguez, la madre de Kayla Cuevas, quien se crió entre Puerto Rico y El Bronx le dijo al diario The New York Times (enlace a nota del NY Times http://nyti.ms/2vf6B1F ) que iba a ser clara y directa con Trump.

foto Evelyn Rodríguez
Evelyn Rodríguez, madre de Kayla Cuevas

“Se lo voy a explicar bien clarito”, aseguró. “‘Mire, no estoy aquí para decirle cómo hacer su trabajo. No estoy aquí para hablar de inmigración”, ella está de acuerdo con Trump en cuánto a que inmigrantes que sean criminales no deben estar en el país y mucho menos permitirles matricularse en las escuelas locales.”Deje de quitarnos fondos. Entre mas servicios recorte, más estarán nuestros hijos por las calle, metiéndose en líos. Tenemos que hacer algo. Así no podemos seguir”, advirtió Rodríguez.    

Por su parte la familia de Nisa no se encuentra muy contenta, no sólo por el hecho de no haber sido invitados a hablar con Trump sino con lo que está pasando y el tiempo que está tomando todo.

“No han hecho nada. Así que seguimos a la espera. Si se trata de un juego de espera, está bien, esperamos. Si demora cinco años, esperaremos. Sin embargo, al final de todo tendrá que hablar con nosotros”, sostuvo la madre de Mikens, Elizabeth Alvarado.

“Ha debido haber hecho un esfuerzo (Trump) y venir a ver cómo estamos”, reclamó el padre de Nisa, Robert Mickens.

“¿Por qué se demoraron tanto en empezar a erradicar a esta pandilla, cuándo toda América tenía conocimiento de ella… por cuántos años?”, se pregunta Robert.

foto Familia Llivicura
Familia de Justin Llivicura, el joven de 16 años asesinado por la Mara Salvatrucha en un parque de Long Island.

“Nuestro dolor no tiene la misma intensidad que el dolor de los padres que son ciudadanos (los estadounidenses) para el jefe de la policía y la fiscalía que fueron los que mandaron las invitaciones”. Se quejaba el padre ecuatoriano de Justin Llivicura, el joven de 16 años asesinado por la Mara Salvatrucha en un parque de Long Island.

“A nosotros como padres indocumentados simplemente nos han ignorado”, dijo Soraya Soler, una madre indocumentada cuyo hijo está desaparecido desde hace ya varias semanas.

Las maestras se manifiestan y se unen a los inmigrantes

“El problema grande, en términos relacionados con las pandillas es también el acoso y la intimidación, y tenemos a alguien que habla (Trump) que es también un intimidador y un acosador entre acosadores. Así pues que pienso que la cosa es un poco hipócrita”, denunció la profesora Donna Migdol.

“A nosotros la policía nos preguntó que qué pensábamos. Yo les dije que a esos muchachos tan mal nacidos y tan criminales no los asustan ni con bala ni con deportaciones, ni con cárcel. Me da pena decirlo pero ellos son la mala yerba que mientras más veneno se le pone más se crece”, aseveró un comerciante salvadoreño, propietario de un pequeño negocio de jardinería que no quiso ser identificado. Él, se queja que ya inclusive algunos de sus clientes le preguntan si sus hijos o si él mismo es miembro de la Mara Salvatrucha.

La ley del silencio

El jefe de la policía de Suffolk, Timothy Sini, se dirigió a manifestantes y reporteros diciéndoles que “es esencial que la comunidad confíe en nosotros y que nos cuenten sobre los abusos y las amenazas de la M13. El presidente Trump, el fiscal Sessions, el presidente del condado y nosotros en el departamento de policía les garantizamos que no sólo hacemos todo lo posible para erradicarlos, sino también para hacer justicia”, prometió.

“El jefe de la policía no sabe en la que nos metemos si abrimos la boca. Algunos de los desaparecidos y de los muertos hicieron algunos comentarios que no les gustó a los slavatruchos y esos fueron los resultados”, comentó una vecina del lugar.

Por su parte una dueña de restaurante se queja que los salvtruchos que siguen libres, llegan a los establecimientos piden servicio y simplemente se van sin pagar y que ellos, los propietarios, tienen que callar por miedo a las repercusiones.

“Ustedes son unos cobardes, hace 46 años, cuando yo vine a vivir a este pueblo, Brentwood, era un pueblo pacifico, seguro, donde era una delicia vivir. Ustedes permitieron que toda esa chusma viniera a quinarnos la tranquilidad y la seguridad. Y no quieren hacer nada. Dejen que el presidente Trump los saque y nos devuelva la tranquilidad para vivir”, exclamaba airada una anciana salvadoreña vestida de rojo quien se enfrentaba a todos los vecinos.

“Así los metan a todos a la cárcel este problema no se acaba. Tampoco los pueden deportar a todos porque muchos son ciudadanos”, le respondió un comerciante del lugar. “Ya han metido como a 30 a la cárcel y todas la noches tenemos batallones de salvatruchos en las calles”, aseguró otra mujer que estaba en la protesta.

Según el jefe de la policía, su departamento en unión con el FBI y el Departamento de Seguridad Nacional, han detenido a unas 30 personas como miembros de la Mara Salvatrucha. A finales de mayo fueron detenidos 13 miembros de la MS-13, sindicados de asesinar a los jóvenes Jorge Tigre, de 18 años, Michael López Banegas y Jefferson Villalobos, primo del ya mencionado Justin Lluvicura, quien estaba de visita en Brentwood, en hechos ocurridos el 11 de abril en Long Island.

Otros 9 miembros de la M13 fueron arrestados en julio por los homicidios Kayla Cuevas, de 16 años, y Nisa Mickens, de 15, asesinadas en septiembre del año pasado.

La pesadilla de ser joven

“Es horrible lo que estamos viviendo. Desde el asesinato de las dos muchachas, el pueblo, Brentwood, vive lleno de federales y de periodistas que vienen a preguntar por lo que está pasando. Pero, los salvatruchos siguen matando a diestra y siniestra. Ahora están tan campantes, se pasean por el pueblo se burlan de nosotros y nuestros hijos están viviendo encarcelados”, denunció la cliente de un negocio que no quiso ser identificada. “Me matan a mi y a mi hijos. Mis hijos estudiaban con Karla y con Nisa. A uno de los salvatruchos le pareció que Karla lo había ‘irrespetado’ y dizque pidió permiso para matarla”, concluyó.

“Esas niñas no le hacían mal a nadie y estos infelices las agarraron a machete a chuchillo y a palo, y simplemente las mataron. Y fueron tan cínicos que fueron al velorio”, declaró la clienta de un negocio del lugar.

“Es que uno no sabe lo que pueda pasar. Esos muchachos Sáenz, fueron con mi sobrino a la escuela. Ahora los agarraron por haber participado en los asesinatos de Justin y los otros muchachos, y en los de los últimos muchachos. Es que uno nunca sabe”, manifestó otra señora.

Los hermanos Sáenz están sindicados de haber participado en las muertes de José Peña Hernández, un miembro de la MS13 cuyo esqueleto fue hallado cerca del lugar donde también fueron encontrados los cadáveres de las menores. Y también habían participado en el asesinato de Esteban Alvarado Bonilla, miembro de una pandilla rival.

Quieren armar la banda más grande del mundo

Por otro lado una maestra de una escuela local, dijo estar muy asustada por lo que ella cree que realmente está pasando.

“Lo miembros de la MS-13, son producto de la injusta guerra que vivió Centro América y de la injusticia que siguen viviendo muchos de los pueblos de América Latina. Ellos llegan a los estados Unidos y no encuentran a aquel país benévolo que los acoge, sino que encuentra humillación y maltrato por parte de otros menores, hispanos como ellos, pero nacidos acá y que hablan el inglés sin acento”, explicó la maestra.

Y continua diciendo, “Ellos (los jóvenes de la MS-13) encuentran que si se afilian a la ‘ganga’ los otros niños les temen y comienzan a respetarlos”. Y agrega,”por lo que he hablado con ellos; ellos quieren crear una pandilla enorme que abarque el continente y ser dueños del narcotráfico y del tráfico humano que sus mismos países generan. Por eso buscan niños bilingües de otras nacionalidades para afiliarlos a su pandilla”.

foto Camiseta de MS-13
Camiseta de las pandillas MS-13

Según otra maestra, en la escuela secundaria de Bell Port, varios jóvenes fueron suspendidos por usar ropa con las insignias del equipo de los Chicago Bulls o por hacer signos con las manos relacionados con las pandillas.

foto ACLU LONG ISLAND
ACLU LONG ISLAND

“Las suspensiones fueron ordenadas entre mediados de abril y principios de mayo y se han extendido hasta noviembre. Muchos de ellos no son pandilleros ni tienen que ver con nada”, dijo la directora de la Unión de Libertades Civiles de Long Island, quien estuvo presente durante la visita de Trump. “Uno de los jóvenes fue deportado, tenia 15 años y no tenia nada que ver con la MS-13”, concluyó.

Por otra parte miembros de las ONGs vinieron a protestar contra Trump por el maltrato del que están siendo víctimas cerca de 150 mil menores que han salido de Centroamérica entre el 2016 y 2017. – según dice Gene Atkinson de la Red Católica de Servicios de Inmigración. — http://bit.ly/1FDHCTR 

“El mismo Secretario de Seguridad Nacional, John Kelly, en el 2015, cuando era comandante del Comando Sur, dijo que “los niños huyen en condiciones que los estadounidenses no podemos ni imaginar”, señaló la activista Anita Halasz.

Según relata Gene Atkinson, de la Red Católica de Servicios de Inmigración, el mismo Departamento de Estado aceptaba en el 2016 que cerca de la mitad de estos niños hacen el viaje solos. Muchos van guiados por coyotes y están expuestos a la inseguridad. El año pasado, el gobierno de México anuncio la deportación a países centroamericanos de más 30 mil menores.

“Estos niños se están quedando en el aire”, aseveró.

La política y el comportamiento de Trump son las mejores herramientas para reclutar miembros

Por su parte, el asambleísta de Brentwood, Phil Ramos, dijo: ”El presidente sólo viene a promocionar su odio y a dividir a la comunidad. Él está usando a los pocos muchachos que son criminales de las MS13, para atacarnos a todos y sacar y atacar a la mayoría de la gente trabajadora que hace su vida en USA. Estos asesinatos los usa sólo para atacar a nuestra gente inmigrante y para hacer un show mediático que para nada sirve para remediar la violencia que vivimos”. 

foto Territorio MS-13
Territorio de los pandilleros MS-13

“Ellos – los pandilleros –  sienten que pueden hacer los que les plazca porque el propio Trump aterroriza a todo el mundo. Los inmigrantes sienten como que si van a la policía a denunciarlos, los van a deportar. O sea que sea lo que sea que pase, prefieren guardar silencio y dejar pase lo que pase”, dijo un miembro de la pandilla, entrevistado por CNN bajo condición de anonimato.

Para el cierre de esta nota, el canal 12 de noticias de Long Islan reportaba que: “Horas después que el presidente Trump visitara Long Island y prometiera arremeter y erradicar a las pandillas, la policía de Suffolk y el Departamento de Seguridad Nacional realizaron una redada en conjunto con la meta de encontrar elementos de la MS-13. 

Asimismo, la dirección del Departamento de Policía del Condado Suffolk aseguró que tiene reglas estrictas y procedimientos sobre cómo deben ser tratados los detenidos. Él dice que las violaciones de esas reglas y procedimientos son tratadas «muy seriamente».

El departamento de policía agregó: «No toleramos y no toleraremos el maltrato a los prisioneros».

Sin embargo, en una operación conjunta con el Departamento de Seguridad Nacional, la policía de Suffolk sí que arremetió con gusto contra negocios hispanos, realizando redadas y arrestos. – Comunicado de Prensa: http://bit.ly/2vhY8L0

Nota del Editor: Los Estados Unidos tiene un largo, sangriento y triste historial en sus relaciones con América Latina. En la década de los 80 el gobierno de los Estados Unidos, además de la guerra abierta contra Panamá, estuvo involucrado en conflictos en El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua. Los errores de su política exterior, de comercio y de guerra contra las drogas, se reflejaron claramente en el caso Irán/Contra que por poco le cuesta la presidencia a Ronald Reagan. Esta desestabilización de los gobiernos centroamericanos, generó un éxodo sin igual en la historia de la región hacia los Estados Unidos.

La historia de las pandillas en los Estados Unidos, es una que está adherida a su cultura y es parte del comportamiento y actitud que refleja el actual presidente de este país. Cada oleada migratoria ha contenido el ingrediente de violencia generada por pandillas que a medida que el grupo migrante va asimilando, luego se transforman y forman parte de la sociedad estadounidense.

La de los Maras Salvatrucha comienza con la violencia generada por las políticas de desestabilización implementadas por los Estados Unidos por toda la región desde hace décadas y que obligaron a cientos de miles de centroamericanos a emigrar para salvar el pellejo y buscar una mejor vida en el país del norte.

 

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