Por Elizabeth Mora-Mass, Editada por Miguel Alvaro Sarmiento
Nueva York. El próximo capítulo de la tradición del proceso electoral estadounidense, no sólo se escribió en tinta, este año se difundió a todo el mundo por Internet a una audiencia confinada en medio de una pandemia.
La Convención Nacional Demócrata, que se celebró desde el 17 al 20 de agosto, tuvo poco de convencional y mucho de Demócrata. Igualmente fue una que quedará en los anales de la historia como la primera que se realiza sin una audiencia física debido a la pandemia que ha causado el Covid19. El evento fue trasmitido, además de las cadenas de medios tradicionales, por las redes sociales y por la propia página web del Partido Demócrata. Todo un evento de virtual importancia.
El primer día de cuatro, sirvió de preámbulo para lo que habría de ser una celebración mesurada que reflejó las múltiples caras que representan a un país en crisis y, a lo que su gente hace para enfrentar el reto que para ellos y para el mundo es el actual ocupante de la Casa Blanca, el presidente Donald Trump.
Esa noche fuimos testigos de conmovedores testimonios personales de familias que han perdido seres queridos debido al manejo negligente y a la falta de liderazgo del presidente Trump frente al mortal virus. Esa primera noche también incluyó breves intervenciones de una lista de quién es quién dentro y fuera del Partido Demócrata.
A través de todo el evento el partido azul atacó a Donald Trump en forma contundente. Todos los oradores expusieron razones explicando porque Donald Trump es nocivo para los Estados Unidos y, como es y será incapaz de solucionar los graves problemas que aquejan a Estados Unidos. Resaltaron toda la lista de fallas morales y de principios del carácter de Trump: su egoísmo, su falta de interés y la “ausencia total de empatía”.
Entre los participantes estuvieron el gobernador del estado de Nueva York, el Demócrata Andrew Cuomo. El exgobernador del estado de Ohio, el ex Republicano John Kasich. La gobernadora del estado de Michigan, Gretchen Whitmer y el Senador y excandidato a la presidencia, el Demócrata Socialista Bernie Sanders.
Sus intervenciones mas que mensajes, fueron llamados a tomar acción por medio del voto y en el caso de Sanders, una presentación profundamente breve de los cambios progresistas que se pueden lograr bajo un gobierno liderado por el boleto Biden/Harris.
El mensaje de todos fue el mismo: Donald Trump es un reto a la perdurabilidad de la Democracia en los Estados Unidos y llamado a la unidad para votar en masa el próximo primer martes de noviembre.
La primera noche la cerró la ex Primera Dama, Michelle Obama, ofreciendo un discurso pregrabado con mucha antelación. La señora Obama, no hizo mención de la nominación histórica de la primera mujer negra, hija de inmigrantes, para ser parte del boleto Demócrata como candidata a la vicepresidencia de los Estados Unidos, la senadora Kamala Harris. Asimismo, las cifras de víctimas que la señora Obama ofreció revelaron que su intervención fue grabada unas tres o cuatro semanas antes. Sin embargo, mantuvo el tema del peligro que significa tener en la Casa Blanca a un individuo incompetente, indiferente al dolor de su pueblo e ignorante en el manejo de la economía más grande del mundo.
El segundo día estuvo enmarcado por la nominación seguida del conteo del voto oficial de los delegados que cada uno de los candidatos, de los 29 que iniciaron la contienda, logró acumular en el proceso de las elecciones primarias en cada Estado de la Unión.
Si bien el resultado se sabía de antemano, la tradición y la norma dictan que se siga el proceso, como siempre se ha realizado: Cada estado envía un breve mensaje de apoyo y procede a presentar el resultado del conteo de delegados oficial que logró cada uno de los dos candidatos. Para asegurar la nominación, el candidato ganador debía lograr de 3.979 delegados en juego, como mínimo 1.991 delegados. El resultado final: Joe Biden, 2.687. Bernie Sanders, 1.073. Elizabeth Warren, 63 y el resto repartido entre los demás excandidatos.
Entre los mini discursos de nominación que se destacaron, estuvieron el del expresidente Bill Clinton, el Senador de Nueva York, Chuck Schumer, la congresista, también de Nueva York, Alexandra Ocasio Cortez, y la esposa de Biden y ex segunda dama de la nación, la doctora Jill Biden.
Jill Biden, ofreció un conmovedor recuento de su vida con el nominado, manteniendo siempre el mensaje de la Convención: el peligro que Trump representa para mantener una democracia en los Estados Unidos.
La nota negativa de la noche la marcó la cadena de televisión NBC que publico un trino criticando a la congresista hispana Alejandra Ocasio Cortez por no haber mencionado a Biden en su mini presentación. A pesar que el trino fue eliminado por la propia NBC una vez Ocasio les dijera que su intervención de 90 segundos, se limitó a seguir la norma que requiere el Partido cuando se nomina a un candidato y el candidato que ella estaba nominando era Bernie Sanders, no Joe Biden; el daño ya estaba hecho: las demás cadenas retomaron el mensaje del trino en Twitter de la cadena NBC y le dieron una importancia que no merecía ese tipo de nota falsa.
La tercera noche, no solamente fue la noche en la que Kamala Harris aceptara oficialmente la nominación a ser parte del boleto como Vicepresidente, también fue una noche histórica en la que el Partido Demócrata oficialmente nominó a la primer mujer miembro de una minoría dentro una demografía social que sistemática e históricamente ha sido blanco de discriminación, odio y abuso dentro de esos Estados Unidos que el residente actual de la Casa Blanca insiste no solamente revivir, sino institucionalizar… Una vez más.
Esa misma noche la compartió Harris con el primer presidente de la raza negra, como la candidata a la vicepresidencia, Barack Obama. El presidente Obama, a su vez hizo también historia como el primer expresidente que directamente no solamente critica, sino que ataca a un presidente en funciones.
El breve y profundo discurso del expresidente Obama, no solamente recalcó el peligro que representa la reelección de Donald Trump, sino que hizo trizas los argumentos de Trump para posibles defensas de su gestión. Esa tercera noche, vimos al mejor orador que ha producido Estados Unidos en muchas décadas. A un maestro de la palabra y del manejo de los tiempos para resaltar la importancia de su mensaje: Donal J. Trump es un peligro presente y constante, no solamente a los valores estadounidenses, sino a la propia democracia y a sus instituciones.
Entre los demás oradores de la noche de Kamala, sobresalen, la ex primera dama y excandidata a la presidencia en el 2016, Hillary Clinton. La actual presidente del Congreso de los Estados Unidos, Nancy Pelosi y la senadora de Massachussets y excandidata a la presidencia, Elizabeth Warren, quienes mantuvieron el tema de la convención y resaltaron los valores que diferencian a Harris del boleto que ofrecerán los republicanos en la contienda por la residencia en la Casa Blanca para los próximos cuatro años.
La cuarta y última noche más que una celebración, fue un llamado a la unión del Partido y a los ciudadanos de los Estados Unidos a que salgan a votar el próximo 3 de noviembre.
El evento cerró con un candidato, Joe Biden, dejando sobre la mesa las cartas de una propuesta que busca darle a un país dividido, la oportunidad de zanjar diferencias y de retornar a los Estados Unidos a una normalidad que se ha ido perdiendo desde el 21 de enero del 2016.
Lo que viene:
Prepárense a escuchar retórica populista cargada de frases de cajón. Alístense para escuchar que el programa que presenta el candidato del Partido Demócrata es Socialismo. Que lo que reporten los medios son noticias falsas. No se sorprendan si ven y escuchan al líder de la nación más poderosa del mundo, comportarse como un preadolescente insolente, maleducado y vulgar.
La labor de quienes estén encargados de hacer ver como normal la deshumanización y ‘caricaturización’ que el líder de lo que fuera el respetable Partido Republicano, es un reto enorme a los valores que una vez fueran base del partido que hoy parece haber perdido su norte.