Por Elizabeth Mora-Mass
Naciones Unidas, NY. Es como el monstruo de las mil cabezas que cuando le cortan una, le nacen dos. Su crecimiento es tan acelerado que las mismas Naciones Unidas conceptúan que no hay país del planeta que no esté involucrado en el cultivo; comercialización; consumo; transbordo, o lavado de dinero.
«La globalización del narcotráfico es total», acepta el secretario general de Naciones Unidas; Ban Kin- moon, al anunciar el encuentro mundial para examiner «la producción de las drogas y el narcotráfico como un problema nacional, regional y global de seguridad nacional».
«Es la Guerra que ya perdimos», repite cada vez que es entrevistada Coletta Youngers, la analista de WOLA, una ONG especializada en asuntos de América Latina y narcóticos.
«Tenemos un tremendo desafío global, el cual está estrechamente ligado a la corrupción, al terrorismo y al dinero sucio»; expresa Kin-moon.
- Y agrega: «este problema también está ligado a un grave problema de salud, de consumo de drogas, dependencia y el esparcimiento del virus del sida y la hepatitis».
- Y no es solo eso. El último informe de la JIBE, la entidad de la ONU encargada de la lucha antinarcóticos, afirma que tantos como 206 estados soberanos —a la ONU solo están afiliados 193— aceptan que tienen alguna forma de consumo, tráfico, cultivo o lavado de dinero.
En el orbe hay 420 millones de consumidores de droga que se gastan entre cuatro mil y seis mil millones de dólares en estupefacientes. Todo es un dinero constante y sonante.
En voz baja en los pasillos del poder de la ONU, los expertos hablan de desafíos como: el consumo libre de marihuana en casi la mitad de los estados que componen la Unión Americana y los denominados Super carteles de la droga que controlan la misma en los cinco continentes.