Foto del Campos de concentración Nazi

El carácter es destino

Es hora para que las personas de buena voluntad acudan a la ayuda de su país. Charles E. Weller

Por Miguel Alvaro Sarmiento

foto de John McCain
John McCain, Senador Senior de Estados Unidos por Arizona
foto de Wilhelm Brasse con sus fotos
Durante los cinco años que pasó en el campo hizo unas 50.000 fotografías, de las que sobrevivieron casi 40.000.

USA. El recientemente desaparecido Senador estadounidense John McCain, escribió un libro en el que celebra el espíritu humano y que tituló con la famosa frase del filósofo griego Heráclito: “El carácter es destino”. El escrito es una colección de historias que expone los valores que hacen de meros seres humanos, héroes que tienen rasgos similares. Seres que anteponen patria e ideas a necesidades personales.

Wilhelm Brasse mirando sus fotos
Wilhelm Brasse, Las imágenes de Brasse, uno de los pocos testimonios gráficos del campo de la muerte, fueron recuperadas de los archivos nazis al final de la Segunda Guerra Mundial y ahora son parte fundamental del museo.

Cuando usted va a sacar un documento oficial, algo tan mundano como una licencia de conducir o un pasaporte, por ejemplo;  generalmente le piden que lo acompañe con una fotografía personal. Usted se toma la foto y la entrega junto con los documentos que tramita. Tramites inconsecuentes, generalmente pero no siempre. A veces quien está del otro lado de la cámara puede ser un héroe, un artista haciendo historia.

Por estos días, museos alrededor del mundo exponen el trabajo de quien fuera el fotógrafo designado por Joseph Mengele, el infame “Ángel de la Muerte” durante el régimen de Hitler. El polaco Wilhelm Brasse, él mismo un preso, fue el fotógrafo de trámites que captó las imágenes más impactantes de los prisioneros en los campos de concentración durante la Segunda Guerra Mundial.

Contra las órdenes recibidas, este fotógrafo guardó cuanta imagen pudo y no solamente utilizó su habilidad artística para tomar las fotos oficiales y las de proceso administrativo que le exigía la dirección del Campo y el propio Ángel de la Muerte, sino que con su cámara documentó cuanto horror vio pasar por las cámaras de gas.

Foto de: se busca de Josef Mengele
Josef Mengele, fue miembro notorio de un grupo de médicos responsable de la selección de las víctimas que iban a ser ejecutadas en las cámaras de gas en Auschwitz

El oficio, el arte de Brasse, no sólo fue el boleto que le salvo la vida a él, sino que su trabajo sirvió como una de las pruebas más contundentes en los juicios contra los alemanes involucrados en el Holocausto para decidir la suerte de ellos, los verdugos. Tras el fin de la guerra, Brasse trató de regresar a su oficio pero, no pudo: mirar por su lente le espantaba, veía los rostros de las víctimas que se vio obligado a fotografiar.

Dicen que el carácter de la persona es el boleto de su destino. En el caso de Brasse, aunque las fotografías que él guardó se exhiben hoy en museos alrededor del mundo, su importancia radica no sólo en el carácter del fotógrafo, sino que son copia del boleto de las circunstancias que facilitan el cambio de la naturaleza humana.Rosh Hashaná

Foto de Thrump en las afueras de la Casa Blanca
Donald Thrump en un comunicado en las afueras de la Casa Blanca

Sus imágenes nos muestran con qué ligereza se puede pasar de ser un ser humano cotidiano, a ser seres malvados cuando se cumplen ciertas condiciones, y, a la vez, demuestran qué tan fuerte pude ser el carácter de muchos para superarlo y darle sentido a un destino que no es más que otra forma de esperar el futuro.

Hoy por hoy, vivimos en tiempos que ponen a prueba el futuro y el carácter colectivo de nuestra cultura. Ver las imágenes que nos legó Brasse, más que un morboso ejercicio de historia, debe servirnos para ver su trabajo como evidencia clara que nos sirva para que horrores como el Holocausto no se repitan. Sin embargo, hoy, la Casa Blanca, está habitada por un ser tan oscuro como el que propició las condiciones, por ende las circunstancias, que desembocaron en las atrocidades que nos dejó Brasse como evidencia.

El escritor estadounidense, Mark Twain decía, “La historia no se repite, pero rima”. Por su parte, Marx decía, “La historia se repite dos veces: la primera como tragedia, la segunda como farsa”; y así, entre la rima de Twain y la tragedia de Marx, parece que vamos de lo sublime a lo ridículo y de allí, con esa misma facilidad, vamos a la gloria o al laberinto de la oscuridad.

Al final, es siempre el poeta o el artista quien con su rima y su trabajo cambia el despistado sino del verso humano. Imágenes que más que palabras, generan mil preguntas. Boletos de ida y, muchas veces, sin regreso.

¡Nunca jamás!

Rosh Hashaná ¡Feliz año!

Miguel

«Time does not run out, it rushes in.»

«El tiempo no se agota, atropella».

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